La Lotería de Navidad: Entre la tradición y los riesgos del juego problemático
La Lotería de Navidad es mucho más que un sorteo en España; es una tradición profundamente arraigada en nuestra cultura. Desde hace más de dos siglos, el famoso «Gordo» ha marcado el inicio de las celebraciones navideñas, y comprar un décimo se ha convertido en un gesto casi automático para muchas personas. Sin embargo, esta práctica tan extendida también merece una reflexión, especialmente desde la psicología, sobre cómo puede influir en nuestra percepción del juego y, en casos específicos, en el desarrollo de problemas como la ludopatía.
Un sorteo único con características propias
Lo que diferencia a la Lotería de Navidad de otros juegos de azar son sus características culturales y sociales:
- Frecuencia limitada: Se celebra solo una vez al año, lo que reduce el riesgo de comportamientos repetitivos asociados al juego.
- Carácter social: La compra de décimos suele hacerse en grupo, lo que refuerza la sensación de pertenencia y minimiza la percepción de que se trata de una actividad individual de riesgo.
- Publicidad emocional: Las campañas apelan a valores como la esperanza, la ilusión o la solidaridad, construyendo una narrativa positiva en torno al juego.
Estos elementos transforman la Lotería de Navidad en un evento colectivo que, para la mayoría de las personas, no supone un problema. Sin embargo, esto no significa que esté exenta de riesgos, especialmente para quienes tienen mayor vulnerabilidad hacia el juego problemático.
¿Puede la Lotería de Navidad fomentar la ludopatía?
Desde mi experiencia como psicólogo, considero que no es un desencadenante principal de ludopatía, pero sí puede contribuir a normalizar actitudes problemáticas hacia el juego. Veamos algunos aspectos clave:
1. Refuerzo positivo y la ilusión del premio
La posibilidad de recuperar el dinero invertido con premios menores (como el reintegro) actúa como un refuerzo que anima a participar nuevamente. Además, el bajo coste aparente de un décimo (20 €) hace que muchas personas perciban este gasto como insignificante, aunque la suma total de participaciones puede ser considerable.
2. La presión social de participar
En nuestra sociedad, comprar décimos es casi una norma no escrita. En el trabajo, entre amigos o en la familia, la presión para «no quedarse fuera» puede llevar a algunas personas a gastar más de lo que desearían, incluso aunque tengan una relación problemática con el juego.
3. Publicidad que idealiza el azar
La famosa frase «¿Y si cae aquí?» juega con una de las principales distorsiones cognitivas relacionadas con el juego: la sobreestimación de las probabilidades de ganar. Esto puede alimentar expectativas poco realistas y fomentar decisiones impulsivas.
Factores que limitan el riesgo de adicción
Aunque tiene algunos riesgos, la Lotería de Navidad no se asemeja a otros juegos de azar más peligrosos, como las apuestas deportivas o las tragaperras. Algunos factores que ayudan a mantenerla como una actividad relativamente segura son:
- Falta de inmediatez: El resultado no es instantáneo, lo que limita la impulsividad.
- Carácter anual: La frecuencia es baja, lo que dificulta que se convierta en un hábito.
- Entorno regulado: Al estar gestionada por el Estado, cuenta con mayor control que otros juegos de azar.
El impacto en personas vulnerables
A lo largo de mis años de práctica profesional, he visto cómo incluso actividades aparentemente inofensivas pueden afectar a personas con predisposición a la ludopatía. Algunos signos de alerta relacionados con la Lotería de Navidad incluyen:
- Gastos excesivos: Comprar múltiples décimos o participaciones hasta comprometer el presupuesto familiar.
- Pensamientos irracionales: Creer que por comprar más números hay más posibilidades de ganar, cuando en realidad la probabilidad de llevarse el «Gordo» es de solo 1 entre 100.000.
- Uso del juego como escape emocional: Participar no por ilusión, sino para evitar enfrentar problemas personales o emocionales.
Recomendaciones para un juego responsable
- Define tus límites: Establece de antemano cuánto vas a gastar y no te salgas de ese presupuesto.
- Sé consciente de las probabilidades: Participar debe ser por diversión, no por creer que ganarás. Recuerda que las posibilidades de llevarte un premio importante son bajas.
- Evita la presión social: Si decides no participar, está bien decir «no». La tradición no debe ser una obligación.
- Habla con los menores: Si en casa compráis décimos, explicadles que es un juego de azar y que lo importante es participar con moderación.
La Lotería de Navidad forma parte de nuestra cultura, y no hay nada de malo en disfrutarla como un evento social y festivo. Sin embargo, es importante mantener una mirada crítica para evitar que se convierta en una práctica problemática o en la puerta de entrada a otros juegos de azar más peligrosos.
Desde mi experiencia como psicólogo, estoy convencido de que la clave está en la educación y la prevención. Si fomentamos una relación consciente y responsable con el juego, podremos disfrutar de tradiciones como esta sin poner en riesgo nuestro bienestar o el de quienes nos rodean.