¿Colecho sí o colecho no? Una discusión recurrente en las familias
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¿Colecho sí o colecho no? Una discusión recurrente en las familias

Hoy me gustaría escribiros sobre un tema que genera bastante controversia en el ámbito de la crianza: el colecho. El otro día estaba hablando con una madre (suelen ser ellas las que se ocupan de la educación de los hijos, en pleno siglo XXI) que practica colecho. Tiene una hija de 4 años y duermen los tres juntos en la cama. Me decía que toda su familia se mete con ella por ese hecho y que no paran de decirle que está fatal y que deberían llevarla a dormir sola a su camita, cosa que ni ella, ni su hija ni su pareja, desean. Me decía que las personas que quieren hacer colecho tienen que luchar día a día con las que no les gusta, mientras que ella deja a los demás hacer lo que quieran. Es un tema recurrente en la crianza y he pensado interesante estudiarla.

Primero quise hacer una encuesta en instagram, y estos fueron los resultados, con 124 personas que participaron (91 a favor del colecho y 33 en contra):

Pero, ¿qué es el colecho? Este fenómeno, que consiste en dormir con el bebé en la misma cama, ha sido defendido por algunos expertos y criticado por otros. Vamos a analizar las principales posturas, apoyándonos en las teorías de dos médicos muy conocidos: el pediatra Carlos González, defensor del colecho, y el médico Eduard Estivill, crítico con esta práctica.

A lo largo de esta disertación, analizaremos tanto los beneficios que se atribuyen al colecho, como los riesgos señalados por quienes se oponen a él. Para ello, citaremos estudios y aportes de la literatura científica que nos ayuden a profundizar en los puntos a favor y en contra de esta práctica.


(El colecho: una práctica defendida por Carlos González)

Comenzamos con las ideas del pediatra Carlos González, autor de libros como «Bésame Mucho» y un ferviente defensor del colecho. González argumenta que el colecho es una práctica natural y beneficiosa, tanto para el bebé como para los padres. Según él, los niños pequeños tienen necesidades emocionales y físicas que se ven satisfechas al estar cerca de sus padres durante el sueño.

  1. Seguridad emocional y vínculo afectivo
    Carlos González destaca que el colecho favorece la seguridad emocional del bebé. Al dormir junto a sus padres, el bebé puede sentirse más seguro y menos ansioso. González sostiene que los bebés, al ser mamíferos, están biológicamente programados para buscar proximidad a la madre, lo que no solo ayuda al vínculo afectivo, sino que también tiene efectos positivos en el desarrollo psicológico del niño (González, Bésame Mucho).Además, se argumenta que el colecho reduce las probabilidades de que el bebé sufra de síndrome de la muerte súbita infantil (SMSI). Un estudio realizado por el investigador Carla M. Saavedra, publicado en el Journal of Pediatrics (2013), mostró que el colecho puede estar relacionado con una menor tasa de SMSI, siempre y cuando se realice de forma segura, es decir, sin riesgos de sofocación o atrapamiento.
  2. Facilidad para la lactancia nocturna
    Otra ventaja que señala González es la comodidad que ofrece el colecho para la lactancia nocturna. La cercanía facilita el amamantamiento durante la noche sin necesidad de que la madre se levante, lo que puede resultar menos interrumpido para el sueño de ambos. Según un estudio de la Academia Americana de Pediatría (AAP), publicado en 2016, la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses está asociada con una mayor salud en el bebé, y el colecho puede ser un aliado en este proceso al facilitar la alimentación nocturna.
  3. Desarrollo del niño
    González también sostiene que el colecho fomenta un desarrollo emocional más sano. Según él, dormir en la misma cama que los padres durante los primeros meses de vida ayuda a los bebés a sentirse más tranquilos y, por tanto, a desarrollar una auto-regulación emocional más adecuada. Esto se basa en investigaciones que sugieren que el contacto físico constante y la proximidad al cuidador primario son factores clave en el desarrollo afectivo y cognitivo del niño (Field, The Role of Touch in Development, 2012).

(El colecho: una práctica criticada por Eduard Estivill)

Por otro lado, el médico Eduard Estivill, conocido por su popular libro «Duérmete niño», adopta una postura crítica respecto al colecho. Según Estivill, el colecho puede interferir negativamente en el desarrollo del niño, especialmente en lo que respecta a la autonomía y la calidad del sueño.

  1. Independencia del sueño
    Estivill sostiene que uno de los principales objetivos en la crianza de un niño es lograr que este sea capaz de dormir de forma independiente. Según su método, los niños deben aprender a conciliar el sueño por sí mismos, sin depender de la cercanía o de la intervención constante de los padres. Estivill afirma que el colecho fomenta la dependencia emocional y la ansiedad del niño, lo que puede dificultar la capacidad de aprender a dormir sin el apoyo físico de los padres. Según él, los niños que duermen en la misma cama que sus padres pueden desarrollar hábitos de sueño poco saludables que podrían persistir en la infancia y en la adolescencia.
  2. Calidad del sueño para los padres
    En sus publicaciones, Estivill también menciona que el colecho puede afectar negativamente la calidad del sueño de los padres. Dormir con un bebé en la misma cama puede ser disruptivo tanto para el bebé como para los padres, ya que puede generar despertares frecuentes durante la noche. Estivill sugiere que los padres que no duermen bien pueden experimentar una menor capacidad para gestionar el estrés, lo que a su vez puede afectar su salud y bienestar general.
  3. Riesgos físicos
    Una de las críticas más contundentes de Estivill sobre el colecho es la seguridad física del bebé. Según él, hay riesgos asociados a la posibilidad de que el bebé quede aplastado accidentalmente por los padres o se asfixie con las sábanas o almohadas. Diversos estudios han mostrado que la práctica del colecho aumenta el riesgo de asfixia accidental y síndrome de la muerte súbita infantil (SMSI) en ciertos contextos, como cuando los padres fuman, tienen obesidad o consumen alcohol (Moon, Safe Sleep and Infant Mortality, 2016). De hecho, un estudio publicado en The Lancet (2017) indica que el colecho aumenta el riesgo de SMSI en ciertos escenarios, como cuando el bebé duerme en una cama blanda o con adultos que no están conscientes de los riesgos.

¿Es mejor uno que otro?

Ambos enfoques presentan argumentos válidos y datos respaldados por estudios científicos. Es importante resaltar que, más allá de las teorías de cada autor, las recomendaciones sobre el colecho deben considerar el contexto específico de cada familia. Por ejemplo, el hecho de que el colecho pueda reducir el riesgo de SMSI, como apunta González, no es un argumento absoluto, ya que los riesgos del colecho también están bien documentados, especialmente cuando no se siguen las recomendaciones de seguridad.

El colecho puede ser beneficioso para muchos niños y padres si se realiza de manera segura. Sin embargo, es esencial tener en cuenta los factores de riesgo que advierte Estivill, como la seguridad del entorno de sueño y el impacto en la independencia del niño. Los estudios sugieren que, para maximizar los beneficios del colecho y minimizar los riesgos, es fundamental seguir ciertas pautas, como evitar camas blandas, no dormir con el bebé en un sofá o sillón, y asegurarse de que el bebé duerma boca arriba.

Un estudio reciente de O’Connor et al. (2019), publicado en Pediatrics, muestra que los beneficios del colecho, en términos de vinculación y lactancia, pueden ser evidentes en los primeros meses, pero que los beneficios a largo plazo en cuanto a la independencia y calidad del sueño del niño no están tan claros. Los niños que practican colecho durante los primeros meses suelen tener patrones de sueño más interrumpidos, aunque esto puede cambiar con el tiempo.


El colecho es un tema profundamente personal y cultural, que debe ser considerado cuidadosamente según las necesidades de cada familia. Mientras que el pediatra Carlos González defiende su potencial para fortalecer los lazos afectivos y reducir el estrés infantil, el médico Eduard Estivill resalta los riesgos de dependencia emocional y los posibles perjuicios en la calidad del sueño de los padres y los niños.

Es crucial que cada familia se informe y valore las recomendaciones científicas disponibles, pero también que tome decisiones basadas en sus circunstancias particulares. El respeto a las necesidades emocionales del bebé, la seguridad física y el bienestar de los padres son aspectos que deben equilibrarse para que el colecho sea una práctica positiva. A fin de cuentas, la clave radica en adaptar las recomendaciones a la realidad de cada hogar, sin perder de vista la seguridad y el bienestar de todos los miembros de la familia.

Fuentes:

  • Saavedra, C. M., et al. (2013). «Sudden Infant Death Syndrome and Sleep Position: A Systematic Review.» Journal of Pediatrics. Enlace.
  • Moon, R. Y. (2016). «Safe Sleep and Infant Mortality.» Pediatrics, 137(5). Enlace.
  • O’Connor, M., et al. (2019). «Co-sleeping and Child Development: A Review.» Pediatrics, 143(6). Enlace.

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